¿Alguna vez has sentido que tu estado de ánimo cambia si escuchas una canción? ¿Recurres a artistas en específico para subirte el ánimo, tener más concentración o cuando sientes nostalgia? Bueno, la relación entre música y emociones podría tener una razón científica, y abajo te contamos por qué.
Según la pianista, licenciada en bellas artes, graduada en física y divulgadora científica, Almudena Martín Castro, en la música existe el modo menor y el modo mayor, estando el primero asociado a los tonos más “tristes” y el segundo a los más “alegres”. Si bien es difícil definir qué notas son exactamente las que nos generan una emoción u otra (dado que, según Martín Castro, esto está modulado en gran parte por factores culturales), los sistemas musicales occidentales utilizan escalas que nos hace transitar distintos estados anímicos.
La relación entre la música y las emociones se ha estudiado desde distintas disciplinas del área de las ciencias sociales o la música, como la psicología, antropología o musicoterapia, pero también hay algunas investigaciones que analizan otros componentes científicos y del comportamiento. Por ejemplo, un estudio neurocientífico realizado en el 2021, indagó en la inducción emocional de un grupo de participantes con el objetivo de evaluar el efecto de la percepción de una pieza musical con características activantes. Se realizaron ejercicios a través de imágenes con valencia emocional negativa, luego al azar, un grupo de voluntarios escuchó una música activante y otro grupo escuchó ruido blanco. Se evaluó el estado emocional que tenían esas personas antes y después y los resultados arrojaron que la música que tenía activantes disminuyó la sensación de tristeza o ansiedad.
Paolo Bortolameolli, conductor de orquesta y Director Asistente de la Filarmónica de Los Ángeles, tiene una charla TED donde explica por qué la música genera emociones, desde el punto de vista de la composición. Bortolameolli explica cómo los patrones y el juego con las expectativas cumplen un rol fundamental en esta relación. Puedes verla acá:
De acuerdo con el profesor de Psicología de la Música de la Universidad de Berlin, Stefan Koelsch, la música estaría tan profundamente integrada en nuestro ser, que la cultura sería indiferente a la hora de establecer una relación entre la música y nuestra respuesta emocional. Un estudio de reconocimiento de emociones en la música se realizó con un número de participantes de Camerún que nunca antes habían escuchado música occidental. Estos participantes coincidieron con la percepción de la emocionalidad de una pieza musical con participantes de la cultura occidental. Su hipótesis tiene que ver con que en occidente, la tonalidad de la música muchas veces viene de la imitación de la tonalidad de la voz, por lo que se reconocen las tonalidades más bajas y lentas, por ejemplo, como más tristes, al hacer el vínculo directo con el sonido de la voz de alguien triste.
“Somos criaturas musicales de forma innata desde lo más profundo de nuestra naturaleza.” – Stefan Koelsch.
Ya sea dada por un componente cultural o por algo más universal, está comprobado que la música tiene el poder de hacer que distintas personas compartan un mismo sentimiento, siendo un lenguaje común que permite reflejar emociones específicas. Tiene sentido que este fenómeno, a su vez, nos permita empatizar con otras personas que están sintonizadas con las mismas emociones, lo que puede tener un impacto positivo en el establecimiento de vínculos.
La próxima vez que escuches tu canción favorita, pon atención a las emociones que te hace sentir. Puede ser que otra persona, al otro lado del mundo, esté sintiendo lo mismo al mismo ritmo.