Conversamos con Simón Mejía, uno de los líderes de la banda Bomba Estéreo, nos contó sobre sus actuales proyectos artísticos, colectivos y personales.
¿Nos podrías contar un poco de tu historia? Antes de la música, ¿te dedicabas a otra cosa?
Siempre me gustó la música, desde pequeño. Escuchaba los discos de vinilo de mis papás, mucha música de los 70’. Cuando mi mamá percibió que tenía oído para la música, me metió en clases de piano y así aprendí a tocar. Luego de ahí, ya más adolescente, me pasé a la guitarra, tomé clases e hice bandas de metal y rock. Luego dejé las clases y seguí todo a oído, formación empírica. Al salir del colegio a la universidad escogí no estudiar música sino artes visuales e hice carrera enfocada en cine y video. Al salir de la universidad, trabajé en televisión y luego formé una productora de documentales. Paralelo a esto siempre tuve la música como hobby. Cuando llegó la música electrónica a Colombia, a final de los 90’, comencé a escuchar toda esa movida y me pasé de tocar en bandas a los samplers y secuenciadores, el ordenador. Comencé a hacer house. Igual siempre tocando y grabando y secuenciando instrumentos reales, sobre todo la guitarra y el bajo. En medio de eso me di cuenta que hacer house en Colombia era algo absurdo, cuando teníamos nuestro propio house que es la Cumbia y la música tropical. Nuestra música bailable.
¿Cómo nace Bomba Estéreo?
Comencé a mezclar los dos géneros y nació un proyecto previo a Bomba Estéreo que se llamaba AM770. Mezclábamos samples de música tropical con beats y sonidos más electro. Era una suerte de video sound system: un DJ con vinilos, un percusionista, un VJ y yo tocando la guitarra y un synth. Los cantantes eran varios e itinerantes, iban y venían. Esa fue la génesis de Bomba Estéreo.
¿Cuáles son tus referentes e influencias en la música?
Cuando pequeño estuve permeado de mucha música de los 70’: Motown, Rock, Salsa de la Fania, etc. Ya en la adolescencia me gustó mucho el rock en general, el hard rock, el heavy, toda esa movida de Guns n’ Roses, Poison, Metallica… Rock de los 60’ y 70’ también, los clásicos como Led Zeppelin, Black Sabbath, etc. Luego, a comienzos de los 90’, el rock alternativo, The Cure, Pixies, Nirvana. Con la oleada de música electrónica de final de los 90’ me gustó mucho el sonido de Bristol, Massive Attack, Tricky, Portishead, Daft Punk y Chemical Brothers. Música electrónica pero más de bandas que de DJ’s. En paralelo a eso comencé a explorar la música tropical, la salsa de la Fania, todo el folclor de Colombia donde la Cumbia es la reina. Hoy en día, por esto, mis gustos son bastante eclécticos, puedo disfrutar de todas las anteriores. Aunque lo que más escucho en mi casa son bandas sonoras de películas, scores, o música ambient.
¿Cómo se relaciona tu historia con el rock con tu actual trabajo?
El rock para mí, más que un género, es una actitud en la vida, una postura que no se conforma con el status quo. Pienso que tiene que ver con la fuerza y el carisma. He visto DJ’s que son más rockeros que una banda de rock por ejemplo. Entonces la idea se transfiere más allá de la música misma. En mi caso, siento que Bomba Estéreo, por ejemplo, así hagamos música tropical y bailable, tiene una fuerza que viene del rock, desde la instrumentación, bajo, guitarra, batería y voz, hasta lo que sucede en la tarima. Ver un show de la banda es una experiencia de rock.
¿Cómo influye Bomba Estéreo en tu trabajo personal?
Es mi hijo mayor, por así decirlo, el más conocido y el que me ha permitido hacer todo lo demás que hago, pues ya es una marca establecida que la gente reconoce y afortunadamente respeta. Bomba fue mi primera manera de explorar y experimentar con la música y buscar una propia identidad artística usando la electrónica y la música más raizal. Todavía son dos géneros que aprecio mucho y que en cada trabajo que hago están presentes, cada vez de una manera distinta.
¿Qué piensas de incorporar influencias indígenas en géneros musicales actuales?
Con las músicas indígenas hay que tener algo en cuenta y es que la música que ellos hacen no es para entretener, generalmente, a diferencia de la música que hacemos en el mundo blanco. Son músicas con otro propósito, que está más en el ámbito de lo espiritual y la conexión con la naturaleza y sus dioses. La música es un instrumento para crear ese puente entre el mundo físico y el no físico y, más allá del baile que puede llegar a generar, se hace con un propósito sanador, espiritual, místico. Nosotros como mundo blanco no comprendemos mucho de esto, incluyéndome. Entonces, al hacerlo, hay que ser consciente de esa otra manera de ver al mundo y a la música que tienen estas comunidades, respetarlo y capáz que ayudar a potenciarlo en nuestro mundo.
¿Nos puedes contar sobre el cortometraje “El Duende”? ¿Cómo ha sido explorar este nuevo formato con Bomba Estéreo?
Como mencioné anteriormente, Bomba es la llave que abre puertas y que puede llegar a exponer cosas de distinta índole a un público más amplio. Me parece muy interesante el poder usar ese nombre para presentar contenidos audiovisuales, en este caso, que además tienen que ver con ese ADN artístico de la banda. “El Duende” es acerca de las músicas raizales de Colombia, como la música de marimba del Pacífico y los mitos que hay alrededor de ella. De eso se trata el corto. Es un viaje sicodélico por imágenes y sonidos de esta parte del mundo. Y también un encuentro entre esas músicas y la electrónica, pues todo partió de una serie de remixes que hice de la música de los hermanos Torres, los protagonistas de esta película. La banda sonora es eso. Con todo esto, busco ampliar la idea de que Bomba es solo una banda, sino más bien una generadora de contenidos y experiencias artísticas en distintos formatos.
Colombia ha vivido importantes procesos sociales en el último tiempo, ¿cómo se relaciona esto con la música? ¿cómo la música aporta en este contexto? ¿cómo ves el proceso en general que vive Latinoamérica actualmente?
Pienso que se está percibiendo el comienzo de un cambio que va a tardar bastantes años, pues son muchos los conflictos de Latinoamérica y muy profundos. Cada país tiene sus procesos y sus problemas a resolver, pero es precisamente desde el cambio de mirada en lo político desde donde podemos comenzar a construir esa nueva Latinoamérica. Como siempre, gran parte de los problemas son por los políticos y la manera en que se ha manejado el poder a través de la historia. Por otra parte, pienso que hay que llegar a un punto en donde toda Latinoamérica esté unida como un solo bloque. No seguir actuando como pequeños países sueltos y sin voz ni voto en el ámbito internacional, sino como el bloque cultural, territorial, mega diverso que somos. Sin esto veo difícil lograr cosas importantes como región del mundo.
En lo personal, la lucha que me he apropiado es la de comunicar a través de mi trabajo artístico el poder de la naturaleza, los ecosistemas, las comunidades minoritarias y la excepcional música que sale de estos lugares. Sin las selvas, los ríos, los mares, los páramos de Colombia, por ejemplo, y las comunidades que por siglos llevan haciendo música allí, inspirada en esa misma naturaleza, no existiría ni Bomba Estéreo, ni la gran música que sale de este país, como la Cumbia por ejemplo.
¿Dónde te gustaría estar en algunos años más?
Físicamente acá en Colombia, país del que nunca me he ido y no creo que me vaya, con mi familia y todos en salud. Pero pues nunca se sabe la vida a dónde te llevará. Y artísticamente explorando territorios nuevos, formatos nuevos, que ojalá mezclen las imágenes con el sonido, y con la música por supuesto, y que logren que la gente al verlos piense y sienta cosas distintas a lo que se presenta en la televisión y las redes sociales. En el territorio del arte, siempre.
Si quieres ver El Duende está abierto al público acá.
Para apoyar directamente a los músicos del Pacífico de Colombia, que viven en condiciones extremas puedes comprar su música en Bandcamp.