El chileno Rafael Pérez, más conocido como DJ Raff, tiene una larga trayectoria como DJ, compositor y productor musical. Ha trabajado con algunos de los grupos más importantes de la escena del Hip Hop y otros géneros en Chile y hace seis años reside en Londres, donde colabora con distintos sellos europeos, junto con producir su propia música, que tiene un sello electrónico y latino único. Además, es un fanático de la radio, ámbito en el que también se desempeña hoy. Conoce más acerca de la historia de este artista que, desde muy joven encontró su camino en la música, desarrollando una técnica impecable y sonidos vanguardistas.
¿Nos podrías contar un poco de tu historia? Antes de la música, ¿te dedicabas a otra cosa?
Para mi la música ha estado siempre. Desde que era muy chico siempre escuché e hice música. Cuando tenía 5 o 6 años me inventaba baterías y tocaba. Nunca me dediqué a otra cosa, creo que viene del nacimiento… Mis papás no son músicos, pero son súper melómanos, era costumbre en mi casa en los almuerzos de los sábados y domingos escuchar música, no se veía tele.
Mi papá me regaló un Personal Stereo cuando tenía 9 o 10 y era mi juguete favorito, tenía casetes y grababa de la radio. Igual salía a la calle a andar en bicicleta con mis amigos, pero siempre con mi Personal Stereo. Un poco más adelante, empecé a poner música en las fiestas de cumpleaños. Entonces ya tenía mi primera pega a los 15 como DJ de cumpleaños, con mis amigos llevábamos parlantes, incluso algunas luces y así.
Mis viejos siempre me apoyaron, cacharon que me gustaba mucho la música. En la media estuve a cargo de la radio, iba en el Liceo Lastarria y ponía la música en los recreos y lo más importante del día para mi era armar ese casete. El lado A eran 10 minutos del primer recreo y el lado B 15 minutos del segundo.
¿Cuáles fueron tus primeras referencias e influencias en la música?
Lo primero que escuché era la música que escuchaban mis papás. Mi papá era fanático de los Beatles y mi mamá súper fan de música romántica en español, tenía unos compilatorios del festival de San Remo, italianos… entonces crecí escuchado ese estilo, bien pop. También había hartos grupos más folclóricos, pero eso fue lo primero. Después, por las mías, seguí escuchando los Beatles, me parecían un grupo increíble y que nunca se acababa, siempre había un disco nuevo o un compilatorio que no conocía, era interminable. Cuando crecí, estaba de moda el rock latino, entonces escuchaba Soda Estéreo, Los Prisioneros, Virus y grupos así.
Luego me metí en el cuento de escuchar radio, que es muy importante para mi porque yo todos los fines de semana en la noche me ponía a grabar los programas bailables. Por ejemplo, Carolina Discoteque, Tiempo Disco Mix o Concierto Discoteque u otras radios que ya no existen, como la Galaxia, que me acuerdo que en la noche tocaba música muy rara y yo tengo esos casetes. Después caché que eso era Acid House, hablo del 1990 o 1991, tocaban la música que estaba de moda por este lado del mundo. La noche era el único momento en que en la radio se podía escuchar música más “rara”, en un tiempo donde no había internet. Chile estaba como súper aislado.
DJ Raff actualmente tiene un programa en la radio londinense Balamii, donde explora ritmos electrónicos influenciados por sonoridades de América Latina y Africa principalmente. Escúchalo cada tercer martes del mes de 21:00 a 23:00 hora Londres.
Sabemos que tienes una importante trayectoria con el Rap y el Hip Hop, ¿cómo se dio eso?
Conocí el Hip Hop cuando estaba en el colegio. Una vez, llegué después de clases, me acuerdo del momento exacto: prendí la tele y estaban dando una película que se llama Beat Street. Era la historia de unos breakers y grafiteros y de gente que hacía música. Yo vivía en San Miguel y veía que el barrio donde vivían ellos era parecido al mío, había muchos latinos que hacían música sin instrumentos, no tenían batería, ni guitarra, nada… Entonces hacían música con lo que había en la casa. Me di cuenta que se podía hacer música sin tener que saber necesariamente de instrumentos, eso me voló la cabeza. Siempre me gustó lo distinto y lo nuevo, hasta el día de hoy, me gusta estar descubriendo cosas. Entonces el Hip Hop y el Rap en ese momento eran algo nuevo y me representaba.
Como decía antes, empecé a hacer música como a los 15, hacía bases de Hip Hop para grupos raperos, entre ellos Tiro de Gracia, cuando teníamos todos esa edad. Hice algunas de las primeras bases de un casete que se llamaba Arma Calibrada, debe haber sido alrededor del 93’. Éramos súper chicos, un día el Juan y el Lengua fueron a mi casa, hice unas bases que se las mostré y sonaban pésimo, porque eran unos pegoteos con una radio doblecasetera. Lo que hacía era buscar un loop, una batería suelta en alguna canción y con una doblecasetera duplicarla muchas veces. Al final creaba una batería muy larga y a eso encima le ponía un scratch. Todo era grabación sobre grabación y quedaba una base “original”, propia, pero era un pegoteo de muchas cosas sonando muy mal. Así empecé.
¿Cómo seguiste tu camino en el mundo del Hip Hop y la música?
Después de eso tuve mi primer grupo, La Frecuencia Rebelde, tocando con ellos conocí más gente, como al Jimmy Fernández de la Pozze Latina, que me invitó a participar con ellos como DJ. Fue mi primer grupo “profesional”, porque tenían contrato con un sello. De hecho, mi primera tocata oficial en un contexto de verdad, fue teloneando a Beastie Boys con La Pozze Latina el 95’ en el Caupolicán y fue como: “heavy, no puedo creer esta weá”.
Nunca vi la música como un trabajo, lo veía como jugar, era un momento de pasarlo increíble… a veces estaba horas, me acostaba a las cinco de la mañana y al otro día tenía que ir al colegio. Pero no me importaba nada, me encantaba. Pasé de tocar con La Pozze Latina por distintos lugares de Chile y ahí empecé a conocer otros grupos. Era súper joven y así, de la noche a la mañana, en el año 2000 había estado en 50 discos… haciendo scratch, colaboraciones, remixes, etc., desde La Floripondio, pasando por un millón de grupos, Los Tetas y Los Chancho también. Fue todo muy rápido y hasta el día de hoy sigo un poco en esa ola. Aunque ahora colaborando también como ingeniero de mezclas y mastering con varios artistas de Europa y Latinoamérica.
La llegada de los sellos internacionales
También tocaba en municipalidades, como en Renca o Peñalolén, en los gimnasios hacíamos tocatas de rap y, de 16 grupos, a 12 yo le hacía algunas bases. Al principio era todo muy precario, después, a finales de los noventas, llegó el momento en que los sellos internacionales se empezaron a interesar en la música chilena. Ahí fue cuando, por ejemplo, Tiro de Gracia firmo con EMI, fue un hitazo, ahí me invitaron a trabajar en el disco Ser Humano. Entonces todos los sellos grandes empezaron a tener a un grupo de rap, salió Makiza también en ese momento.
Yo firmé con Sony en el 1999 y me contrataron para producir a La Frecuencia Rebelde. Me pasaron el mejor estudio de Chile en ese momento, que era Estudios del Sur, y yo era el productor, entonces tenía que firmar todo lo que hacíamos. Estaba medio en shock, porque pasé de las tocatas en las municipalidades y centros culturales de la periferia de Santiago, a estar a cargo de una grabación gigante, con millones de pesos y con un sello multinacional. Ellos querían que todo el rato sacáramos hits, singles con coro, eso me tenía un poco cansado. Me costó mucho cerrar mi contrato con Sony para estar libre y poder hacer otras cosas.
“Pasé de las tocatas en las municipalidades y centros culturales de la periferia de Santiago, a estar a cargo de una grabación gigante, con millones de pesos y con un sello multinacional.”
Después de dejar de trabajar con las multinacionales y que ellos dejaran de invertir tanto, porque empezó la piratería y todo eso, comencé a trabajar con sellos independientes que estaban floreciendo por todos lados de Latinoamérica y el mundo. Trabajé con un sello que se llamaba Big Sur Records, con ellos hicimos en 2001, junto a Víctor Flores (Solo Di Medina) un disco que se llamaba Top Ten Babylon Artistas con varios amigos. Era un sello nuevo, independiente, con el que también salió, por ejemplo, el primer disco de Los Bunkers, uno de Gondwana, Bitman y Roban, y varios otros. Era como la promesa. Lamentablemente también la piratería hizo que el sello quebrara.
¿Cómo fue lanzar tu carrera de solista y como te fuiste vinculando con la electrónica?
Hice las primeras producciones de Tapiarabiajackson, hicimos un disco muy lindo, como en 2003, que lo co-produje con el Kike Galdames, de Illapu y esa era mi primera vez experimentando con música folclórica y Hip Hop, fusionando.
Siempre hice trabajos personales y de otros. Mi primer disco como solista lo saqué el 2006 y se llama Raffolution, era de música instrumental, mezclaba Hip Hop y electrónica. Al principio fue difícil porque iba a los sellos grandes, les mostraba los demos y me preguntaban por qué no cantaba… yo les decía que quería experimentar, que me gustaban más las máquinas para hacer música, estar atrás. No se entendía, pero al sello Mutante Discos de Chalo G y Titín Domínguez, les encantó la idea y sacamos el disco. Previo a eso, me acuerdo que me sentía un poco abrumado con las opiniones externas del por qué no cantaba. Necesitaba espacio y aislarme un poco para hacer algo fresco, así que el 2005, junté plata por un año y me vine a Londres a terminar el que sería mi primer disco solista, Raffolution.
Me arrendé una pieza y estuve dos meses. Me puse a hacer música ahí, salía todos los días a vagar por la ciudad y conocí gente, DJ’s, iba a fiestas, hablábamos de música… tuve la suerte de que justo ese año había tocado con unos DJ’s de acá, DJ Food y Kid Koala. Eso me llevó a conectar con el sello Ninja Tune, se interesaron por mi trabajo y me invitaron a tomar el té a su oficina. Tocaron algunos de los demos que estaba haciendo en el programa Solid Steel y me regalaron un montón de vinilos. Ese viaje a Londres fue una especie de retiro musical, donde todo lo que hacía en el día me influenciaba mucho. Imagínate, estar acá por primera vez, la ciudad es increíble, en la música estaba todo pasando, podía ver a todos los grupos que me gustaban… Elegí esta ciudad porque siempre me había gustado la música de aquí. Terminé el disco Raffolution y volví a Santiago y afortunadamente le fue muy bien. Desde ese entonces hasta ahora he estado haciendo música, mezclando sonidos latinos con la electrónica entre otras cosas.
“Necesitaba espacio y aislarme un poco para hacer algo fresco, así que el 2005, junté plata por un año y me vine a Londres a terminar el que sería mi primer disco solista, Raffolution.”
Actualmente también vives en Londres, ¿fue difícil hacerte un camino en el extranjero?
Obviamente ha habido momentos súper bajos y otros más arriba, como para todas las personas en todos los trabajos… pero siempre he seguido adelante, nunca he tirado la toalla. Además, ser migrante no es fácil, y cuando lo haces con familia en otra cultura, otro idioma, empezar de cero en una ciudad tan competitiva como la que vivo, es súper difícil, pero igual me da la satisfacción de saber que estoy haciendo lo que me gusta y el techo que tengo es muy alto, es infinito. Eso me da mas energías para seguir adelante.
¿Qué te parece la escena electrónica latinoamericana?
Yo veo que la música latinoamericana está bien integrada y la electrónica en general ha llegado muy lejos… quizás sigue siendo de nicho, pero ahora todo apunta a ser más equitativo, en los festivales hay una preocupación de que haya más presencia de mujeres, gente de otras culturas, no solamente el típico hombre blanco, anglosajón, cabeza de cartel.
La electrónica latinoamericana está bien presente en el mundo, por ejemplo, la próxima semana aquí viene Nicola Cruz a presentar un disco en Fabric, uno de los clubes más importantes de Londres y probablemente del mundo y tiene una noche solo para él. La Paula Tape está viajando por todos lados, sacando discos con sellos importantes de Europa y metida en el underground europeo, que es heavy, no es algo chico. Yo creo que ha agarrado su espacio, toda la onda del Downtempo o “Folktronica”, como Chancha Vía Circuito, Kaleema, Carla Valenti, El Búho, que es inglés, pero desde siempre ha hecho música con influencia latinoamericana, Dengue Dengue Dengue también tocan por todos lados. Creo que está súper fuerte.
Hoy en día va cambiando todo, la gente va mirando distintas escenas. Por ejemplo, ahora creo que se está mirando mucho la música de medio oriente, la música árabe mezclada con electrónica creo que va a agarrar fuerte, como lo fue hace unos años con la latinoamericana.
En mi carrera la canción que más ha tenido importancia, entre comillas, en el sentido de la influencia latina, es una que hice el 2006 que se llama Latino & Proud, que es más Hip Hop. Salió en el FIFA 2012, era la cortina de una serie gringa que se llama Broad City, también ha salido en mucha publicidad. He tenido la suerte que ha salido en varios synchros y para mi es importante poner mi identidad en la música que estoy haciendo.
¿Qué estás escuchando actualmente y qué proyectos se vienen ahora?
Siempre he escuchado música de todo tipo. Para mi grupos como The Cure, The Smiths y Joy División estaban todo el rato en mis audífonos, siempre me encantó esa música. Actualmente estoy escuchando harta música de película, de compositores que hacen música para películas.
Hace poco hice la música de un documental de graffiti chileno llamado Chile Estyle dirigido por Pablo Aravena. Ahora me invitaron a hacer la música de una película, entonces descubrí una puerta nueva. Es algo que nunca había hecho, totalmente nuevo. Hay otro playground, es muy entretenido, te pasan la película sin música, tu ves la escena y se te ocurren cosas. Puedes estar en tu casa, entrar a la cocina y buscar cosas para hacer percusiones, grabar y experimentar. Es como volver a ser niño y jugar.
Escucha el último estreno de DJ Raff “Estado Líquido”, bajo el sello holandés Scene Unseen. Es un trabajo de cuatro canciones que explora el downtempo, la electrónica y beats de hip hop con sonoridades andinas y africanas.
Escucha la lista en Spotify que hizo DJ Raff para South Plug aquí.