A raíz de la pandemia que vivimos todos simultáneamente, a distancia, en distintos lugares, en distintas situaciones, como equipo South Plug quisimos dar a conocer las reflexiones que han surgido en nosotros y en algunos músicos durante estos meses de pandemia. Hemos visto cómo por primera vez a nivel global todos nos vemos conectados y afectados por un mismo hecho, con reflexiones que cuestionan las formas de vida que llevábamos antes de la crisis sanitaria.
Amanda Mussi, dj y productora de música electrónica de Sao Paulo, Brasil, comenta que esta realidad la ha llevado a aprender más sobre sí misma y cambiar algunas formas en que acostumbraba hacer las cosas. De alguna forma, siente que está aprendiendo a vivir en una nueva realidad: “Lo que ahora nos toca es actuar con lo que tenemos, lo que sabemos hacer y lo que podemos. Nadie estaba preparado para esto, y vamos a ir aprendiendo a sobrevivir de otras maneras. Me ha llamado mucho la atención la falta de preparación que tenemos para este tipo de catástrofes y cómo esto nos obliga a reinventarnos como profesionales y a enfrentar nuestros demonios”.
“En mi caso tengo 35 años y nunca había visto todo cambiar tan abruptamente como en los últimos seis meses”, comenta Nico Castro, productor y dj chileno. “La verdad es que hoy me resulta imposible predecir cualquier cosa. Paso por días en los que creo que será para mejor y otros en que pienso todo lo contrario”.
La reclusión, sin duda, ha sacado a la luz las falencias humanas más profundas, demostrando que lo urgente no solo es la supervivencia, sino la correcta supervivencia y convivencia. Esto ha generado mucha frustración y susto, pero también entendimiento entre las personas y creemos que luego de eso viene el desafío, la motivación, el cambio. Dentro de la escena de la música hemos podido constatar que han surgido gestos muy lindos: músicos compartiendo libremente su arte por las redes, arreglándoselas para enseñar a otros, entregando herramientas y conectándose de todas partes del país y del mundo para apoyarse entre sí. La colaboración sin duda será necesaria para levantarnos.
“En nuestras disciplinas hay una necesidad de supervivencia, debido a la precariedad, que facilita que exista un individualismo obligado, casi caníbal”, comenta Nico Castro. “La torta a repartir es tan chica que parece lógico que quiera asegurar algo para mí y mis cercanos. Y eso está lejos de ser ideal: claramente no es la solución para salir de esto. Hoy, para conseguir eso, la colaboración entre todos se hace más necesaria que nunca”.
La crisis, para nosotros como equipo South Plug, no ha cambiado demasiado nuestra forma de trabajo y seguimos entregando y difundiendo contenidos como siempre, aunque hemos comenzado a repensar mejor nuestra plataforma y a nutrirnos de las visiones de otros artistas, colaboradores y la misma audiencia que cada día toma más participación. Como equipo nos hemos preocupado de cuidar nuestras relaciones, de darnos el tiempo, de escuchar todos los puntos de vista y sugerencias, de probar y equivocarnos. Tratamos de vivir lo que nos toca con sinceridad entre nosotros, sin caretas.
“Este momento tiene un aspecto positivo y negativo”, dice Laly Brum, productora de música electrónica y directora del sello discográfico Pulse en Uruguay. “El negativo es muy negativo, pero el positivo realmente lo es y nos lleva a nuevas oportunidades. Poder observar qué es lo que realmente hay y existe, una vez que la rutina, el trabajo, el ritmo vertiginoso del día a día cesan y nos encontramos con nosotros mismos. Todo se potencia, es una buena oportunidad para conectar, cambiar el lente y sacar lo mejor de nosotros”, afirma Laly, quien ha pasado las últimas semanas de su cuarentena en una casa en la sierra uruguaya y ha podido retomar prácticas de yoga y de conexión con la naturaleza.
“Personalmente a mí me costó dos semanas volver a ser productiva”, comenta Amanda Mussi. “Cada persona tiene su propia forma de reaccionar emocionalmente a situaciones difíciles como esta, entonces, personalmente, estoy enfocada en seguir haciendo música para la pista, para bailar, y cada día va cambiando mi intensidad: hay días que compongo música con más energía, otros con más calma. Pero la ansiedad por volver a las pistas me hace querer crear un montón de música nueva para que cuando podamos otra vez salir a bailar tenga muchas novedades para explotar ese momento. Estoy muy segura de que de esto van a salir cosas nuevas y diferentes. El artista sigue siendo importante, aunque no podamos tener eventos. Pienso que cualquier forma que encontremos para expresarnos puede llevar un poco de felicidad a otros que también están aislados”.
Aprovechar el tiempo de encierro y aislamiento, ser productivos y ver la cuarentena como una oportunidad, es algo que muchos sienten como una presión social. En este sentido, Nico Castro habla de sus tiempos de producción de una forma más pausada, escuchando sus ritmos y deseos personales. “He intentado no presionarme. Hay días en que me he sentado y me ha salido algo bueno en lo creativo. Pero hay otros en que no quiero salir de la cama. Sobrevivir a esto haciendo lo que hacemos ya es lo suficientemente difícil como para que además seamos brillantes. Por eso voy viviendo día a día, y en ese ejercicio me he llevado algunas sorpresas positivas. Por ejemplo he podido crear en horarios en que antes no podía, como en las mañanas. Además me ha servido para abstraerme del huracán de noticias, opiniones y de lo apabullante que puede ser la realidad”, dice.
En cuanto a la industria y qué tanto estamos dispuestos a ceder quienes la componemos, creemos que el mayor efecto estará en los equipos y cómo se componen. Vemos esto como un momento para ver más allá de las fronteras que nos encierran. La conectividad digital absoluta a la que nos vemos enfrentados y la posibilidad de que nuestra música y live sets sean escuchados en todo el mundo, es una oportunidad para no pensar en los límites de nuestro trabajo, abrir la mente y ver nuestros proyectos como algo totalmente exportable y sustentable económicamente, que debe buscar camino como escena a nivel internacional: tal vez en otros lugares hay nichos donde nuestras creaciones pueden tener cabida. Es importante que aprendamos a salir de la comodidad local. ¿Pero están las condiciones? ¿Cómo se vive la incertidumbre sobre qué pasará con la industria de la música en Latinoamérica? Muchos comparten que la principal preocupación es económica y el no poder trabajar.
“Referido a la industria de la música no creo que en un futuro haya cambios drásticos. Quizás ahora estemos viendo un cambio en los medios de consumo y seguramente surjan proyectos muy interesantes. No cabe dudas que ya estamos sufriendo el efecto de una crisis económica y social de la cual nos va a costar recuperarnos. Nuestro segmento fue el primero en parar la actividad y probablemente será el último en reiniciarla. El proceso de reactivación de nuestro segmento se ve algo lejano y eso genera cierta incertidumbre y preocupación. Creo, como productora, que sería conveniente para los músicos que les mantuvieran las cláusulas legales de los contratos. Me parece que pedir a los artistas y sus agencias flexibilizar o devolver los adelantos solo precariza más la situación. De todos modos lo que vivimos me ha llevado a buscar otras alternativas factibles para el desarrollo de nuevos proyectos y eso es esperanzador, de hecho estoy trabajando en algo”. reflexiona Laly Brum.
“Cuesta hacer un análisis del impacto de todo esto aterrizado a nuestra realidad, en la que toda la industria es muy amateur y precaria”, aclara Nico Castro. “Se vive al día y es difícil proyectar. Sí creo que podríamos tener apoyo estatal, pero es una fantasía sobre todo en un gobierno como este. Al elegir vivir de esto (sea como artista, productor o promotor), hemos tenido que vivir cediendo constantemente. No sé cuánto más podamos hacerlo”.
“Creo que en este momento las grandes marcas y empresas, en áreas como la nuestra sin reglamentación acerca de sueldos, deberían apoyarnos y podría existir un patrón de seguro artístico o para trabajadores autónomos”, dice Amanda Mussi, “lo que más me preocupa es lo económico, obviamente, y la situación de mi país con este presidente incapaz (Bolsonaro) que tenemos. Y está la incertidumbre de no saber cuándo vamos a volver a tener nuestros eventos”.
Aunque el escenario de la industria se ve complejo, creemos que este año será importante en cuanto al tipo de obras que se ejecutarán, sin importar de qué arte estemos hablando. En la electrónica no será diferente. Estas obras vendrán acompañadas de un mensaje potente, desde lo más profundo y sobre lo más profundo. La resiliencia surge de la dificultad, y la creatividad de la escasez.
“Crear, por lo menos acá en el tercer mundo, es una tarea muy cuesta arriba”, comenta Nico Castro. “Si en condiciones normales ya es difícil, en estos tiempos es una verdadera hazaña. Es cosa de compararnos a otros países, donde trabajar en cultura incluso es premiado. Acá casi nadie puede darse el lujo de vivir de lo que crea artísticamente. Ahora, esa misma angustia ha sido un motor para hacer cosas maravillosas. Hemos aprendido a crear en la adversidad, y esa resiliencia creo que se demostrará una vez más en estos tiempos de encierro”.
“A nivel musical se está experimentando más”, cree Laly Brum, “y sin dudas esto afecta en todos los planos, pero se está presentando una oportunidad y un espacio para crear cosas nuevas, explorar un potencial desconocido y generar un nuevo intercambio con el medio”.
Como equipo hemos adoptado la postura de aferrarnos fuertemente a nuestra misión, Expression of a Region (Expresión de una región) y desde ahí nos hemos abierto a explorar todas las posibilidades que se presentan en este nuevo orden: queremos seguir haciendo lo que hacemos de manera más firme que nunca. Este desafío para nosotros ha sido constante, no ha cesado desde sus inicios y aunque la pandemia nos tomó a todos por sorpresa, de alguna forma en este rubro siempre hay una cuota de improvisación y sorpresa, inherente al arte. Pero trabajar de manera constante, insistir, creer en lo que hacemos y saber reaccionar son las herramientas que más nos han servido para mantenernos firmes frente a la crisis. Estamos abiertos a cualquier forma de expresión. Estas pueden mutar, pero no así la necesidad de expresar, eso es constante. ¿Y ahora qué? Ahora nos toca seguir explorando ese camino, tanto de forma personal como colectiva.